Cuando supe de tí
Comenzó aquel delirio de príncipes
Y carrozas llegadas del Oriente
Mirra y grana para mi sediento espíritu
Y por qué no
La luz de un encantamiento
Que cabalgaba hacia mí
Regando oropéndolas
Y pétalos fragantes
Créeme...
En menos de unas horas
Fuiste paz de mis umbrales
Casi la perfección
Dios ante mi increencia
Y te adoré
Gentil y sano
Subiéndote al pedestal
De toda la certeza
Así conquistaste misiones y partículas
Las gotas que sucumben
A fuego lento
Y el castillo medieval que construí para tus ojos
Créeme…
El silencio prolongado ha sido como un grito
Que riega sobre mi ansiedad
Vestigios impuros
Cuando tantas veces me ofertaste tú presencia
A pesar de lo cóncavo y lo convexo
Que surgiera
¿Dime ahora cómo me arropo en la oscuridad
sin tus palabras?
¿Cómo soporto la distancia?
Las bestias qué sacuden al poeta
¿Cómo encuentro la paz
En medio de una esperanza calcinada?
Créeme…
Que hago y deshago cosas espantosas
Por lograr un ápice de apatía
O por repetirme que amarte fue pecado
Pero me es imposible sobrevivir
Sin escuchar tu nombre
Y mucho menos
No sentir tú aliento... desgarrándome