Parecías la Gloria
y no me fue posible llegarte a la entrañas
Mi pirata sin barca
mi soldado indefenso
Mi pobre troca mundos
sin futuros ni alforjas
Y así te fui metiendo en todos mis sentidos
en mis horas precisas
en mis sueños más tiernos
Tú mi amado sonámbulo
mi pedazo de cosa
que nunca tuvo oídos
para escuchar los golpes que sonaban eufóricos
ni palabras precisas
ni siquiera buen tacto
Sin embargo llegaste
arrastrando tus noches
y yo te hice rey de todas mis bondades
Ahora yo estoy triste
y tú estás lejano
Quizás en el Oriente, tal vez en el Olimpo
o quién sabe sí bebiendo de tu propia mentira
Mientras yo sigo aquí expuesta a la impureza
que me legó tu sombra
Tu mi hombre impoluto
mi hombre imaginado
que siempre que te pierdes
te encuentro entre mis páginas.