Fue todo explosión a fuego lento
Tu pulcra boca
Comenzó a deslizarse
Y en menos de un minuto
Estaba repleta de ese sabor divino
Que poseen tus besos
Intimidad y plenitud
Era la palabra perfecta
Y fuiste mi hechicero
Transformando mi vientre
En un deseo muy intimo
Tu cintura movía mi débil esqueleto
Entre el fulgor de tus ojos de diadema
Y tus manos
Terriblemente amadas
Así fuiste sostén entre mis sábanas
Mientras yo como Abab de toda la
ternura
Me deslizaba felina
Y diosa
Tus besos, fiebre, y paraíso
Sin perder la ruta de cada instinto
Seductor y poderoso
Así pasamos horas interminables
Sin prólogos ni pausas
Nutriendo en nuestro encuentro
Esa fuerza sublime
Que poseen tus mimos
Cuando se deslizan majestuosos
Sobre los poros que deleitan
Mi cuerpo.