Del tronco podrido
Las ramas languidecen
Huérfanas de piedad
Nunca ha dejado de habitar
El enemigo
Apedreando la fragilidad
Exponiendo sus virtudes
Como defectos
Ante los hambrientos de odio
Ya no queda por hacer
Crecieron al son del gran desastre
Llenos de impiedad
Y ahora como no existe nada
Hacen leño del arbusto
Débil y flagelado
Amedrentan su tristeza
Con blasfemias muy bien aprendidas
Herencia del lobo impío
Que destrono el respeto
Por eso en este mismo instante
Con medio ojo
Se ven caer las hojas amarillas
Violetas y azulosas
Mientras el futuro
Deambular cabizbajo
En espera de una paz
Que no está en oferta