MUCHACHAS DE ACTUALIDAD.
Por: Adela Soto Alvarez
Son las tres de la tarde de un día de mayo. Las turbulentas aguas del malecón habanero se agitan amenazantes sobre las aceras y las calles de la ciudad.
Todo indica que tendremos mal tiempo y habrá que protegerse de las penetraciones del mar. Aunque esto solamente le interesa a unos cuantos, porque a las muchachas que deambulan precisamente por la zona a esta hora nada de eso les interesa y continúan paseándose indiferentes, porque lo de ellas es hacer el día con los Tios o los Pepes, o cualquier individuo que salga o entre en un auto rentado o a pie, lo importante es que sea de otro lugar del continente y tenga el bolsillo dispuesto y con divisas.
Estas muchachas a las que me refiero, a este horario son el punto focal de zona tan habitada por turistas y hombres de negocio, los que vienen desde diferentes países del mundo a hacer maravillas en el nuestro y a comprar baratijas humanas.
Entre las mulatas de salir como dicen los cubanos, las blancas y las negras como el ébano, que después del invento de las trencitas artificiales lucen más sexy y llamativas, se encuentra gran parte de la juventud cubana, las que sin el menor pudor tratan de imponer ante los anhelantes y codiciosos ojos del turista, sus cuerpos esculpidos a mano, por lo que caminan de un lado a otro de la avenida, moviendo sus glúteos al compás de la mochila, que como giba inseparable se ha puesto de moda junto a la minifalda y los zapatones en forma de zancos.
Así se les ve contoneando las caderas con el rostro apacible y diabólico a la vez, donde a simple vista se puede divisar la inquisidora mirada, tras el exceso de pintura, tan impropio para la hora de la tarde, por lo que conforman una estampa sui generis ante el deseo que provocan.
Muchas traen una parte de los senos al aire libre, haciéndole un gracioso conjunto con las nalgas, que también casi siempre van de igual forma, por lo corto del vestido o de la saya.
Pero ellas lo saben y no se apenan, porque lo planificaron muy bien para que estuvieran en la línea de la clásica exigencia de un oficio tan viejo de “Quien no muestre o propone no vende” como dice el refrán, por eso ellas con su constante tono triunfal creen que tienen todo muy bien repartido para evitar la quiebra.
En varias esquinas de los hoteles Melia Cohiba y Riviera, así como en el CUPET de 1ra y Malecón o cualquier punto turístico de la Habana, se ven a diferentes hombres moviéndose inquietos, por lo que tienen motivo suficiente y que conste, pues las jovencitas son lindísimas y sus ropas tan escasas y de color negro que lucen mucho más tentadoras.
Entonces sin pensarlo estos turistas o negociantes van a la carga, sin que medien aquellas dulces palabras que usaban los galanes para elogiar la belleza femenina o mostrarse caballerosos ante una dama.
A estos les corre la soez como culebra venenosa, mientras las muchachas permanecen indiferentes pero complacidas. Y con mucha sutileza las duchas en materia de caza, les enseñan a las aprendices, que a los pobretones no se les hace caso y sí el hombre no tiene suficientes fulas,… nada de aquello.
Mientras esto ocurre los cazadores de carne humana, para que la caza sea fructífera, se recuestan a cualquier barra o esquina y con disimulo muestran sus billetes al por mayor y quién observe este espectáculo ve como inmediatamente caen mansitas en los brazos del pecado.
Aunque muchas tienen que para aceptar la propuesta sexual, esperar por el proxeneta que las representa, defiende y explota, el que emboscado tras la primera esquina, o también disimulando en la barra del bar, va analizando minuciosamente “a quién sí, y a quién no”, y si por casualidad la muchacha se la quiere dar de lista ya ustedes saben lo que les viene encima. Muchas han sido asesinadas por no declarar lo que ganaron en el día.
Lo cierto es que en menos de unos minutos aquellas calles del vedado se quedan desiertas, y no es una exageración que pueda parecer pura ficción, es un espectáculo tan real como lo es el día y la noche.
Pero esto no se queda así, después vienen los enlaces repentinos con otras situaciones similares, y luego los desenlaces y muchos cálculos, porque todo esta dentro de la encerrona, y sometidos al gran peligro de la contaminación conceptual.
Con apenas unas gotas de la maligna sustancia van a parar al sanatorio del SIDA, o a la morgue de cara al cielo.
Es difícil y triste a la vez, aceptar que nuestra juventud se corrompa de tal forma y entregue sus cuerpos por una ínfima suma de dólares, y expuestas a cualquier enfermedad o sobredosis de estupefacientes.
A muchas las han vuelto adictas y se las traen del extranjero sin importarles su salud o las consecuencias, lo importante para muchos es disfrutar a plenitud sus vacaciones y en compañía humana con sexo barato.
En una encuesta realizada a más de cien muchachas dedicadas a la venta de sexo, se pudo comprobar que no todas lo hacen por la necesidad económica que invade sus hogares. Algunas se han acostumbrado a la vida fácil y han sacado la cuenta que sin dólares no pueden satisfacer sus necesidades, ni gustos juveniles, por lo que han perdido los escrúpulos y las tradiciones morales., y se entregan al descrédito tan sólo por satisfacer la parte material, aunque la espiritual permanezca carente.
Por lo que no les importa entregarse al primer viejo verde que venga hasta de la Conchinchina, lo importante es qué tenga suficiente dinero para asegurarles el presente y el futuro inmediato de ella y la familia.
A otras lo que les interesa es poder salir del país, e irse a otro lugar con mejor futuro. No importa que a servir de doméstica, a integrar la prostitución organizada, o a perder los ojos como le sucediera a una muchacha cubana, que la utilizaron en Italia para un trasplante de órganos visuales.
Lo importante para ellas es salir de Cuba, huir de la calamidad y el desespero que somete al pueblo. Viajar y enviar fotos de cualquier lugar, que no sea su tierra maldecida, como muchas afirman, o porque simplemente piensan que de esa forma se salvan o adquieren otro escalón más alto en la vanidad humana y eso es lo importante para el ego de alguna estas jovencitas.
Un buen número de ellas me comentó en la encuesta, que también lo hacían por calmar el hambre que las llevaba al desequilibrio mental, por eso era preferible tomar esta carrera de la vida tan de moda en esos momentos.
Se conoció además que muchas de estas muchachas que cruzan como grandes manadas sobre las calles del Vedado en Ciudad de la Habana han sido vendidas por sus padres y esposos a individuos inescrupulosos de Canadá, Italia y otros países europeos, con el fin de prostituirlas y sacarles todo el zumo que tienen.
Otras han servido de material de estudio en casas de citas en la propia Habana y en hoteles 5 Estrellas en cuadros pornográficos y depravaciones sexuales por algunas divisas, las que apenas les alcanza para enfrentar la fuerte crisis económica que atraviesan ni siquiera sus expectativas.
Se ha proliferado tanto esta profesión en la Cuba de hoy, y marcado por la forma de vestir, que cuando ven a una jovencita cubana con zancos y minifalda piensan que esta dedicada al jineterismo.
La cuestión es que nuestra actual sociedad cubana se ha degradado tanto, que sentimos vergüenza al escuchar por boca de casi todo el turista que viene de vacaciones a nuestro país, que lo visita no por las bellezas naturales que pueda encontrar, sino por las bellezas humanas y a bajo precio y que son tan, pero tan baratas y complacientes que se exponen a lo que sea, como sea y con quien sea, por cualquier pacotilla que las haga lucir a la moda o calentarles el desnutrido estomago.
Hay turistas que han comentado que en su paquete de viaje ponen un frasco de agua de colonia, de cualquier marca en inglés, un blumer o un vestido de moda que tenga el sello de cualquier modisto extranjero de fama o no, y eso solamente les sirve de tarjeta de presentación para el sexo asegurado de todo el tiempo que estén en la isla.
Todo indica que tendremos mal tiempo y habrá que protegerse de las penetraciones del mar. Aunque esto solamente le interesa a unos cuantos, porque a las muchachas que deambulan precisamente por la zona a esta hora nada de eso les interesa y continúan paseándose indiferentes, porque lo de ellas es hacer el día con los Tios o los Pepes, o cualquier individuo que salga o entre en un auto rentado o a pie, lo importante es que sea de otro lugar del continente y tenga el bolsillo dispuesto y con divisas.
Estas muchachas a las que me refiero, a este horario son el punto focal de zona tan habitada por turistas y hombres de negocio, los que vienen desde diferentes países del mundo a hacer maravillas en el nuestro y a comprar baratijas humanas.
Entre las mulatas de salir como dicen los cubanos, las blancas y las negras como el ébano, que después del invento de las trencitas artificiales lucen más sexy y llamativas, se encuentra gran parte de la juventud cubana, las que sin el menor pudor tratan de imponer ante los anhelantes y codiciosos ojos del turista, sus cuerpos esculpidos a mano, por lo que caminan de un lado a otro de la avenida, moviendo sus glúteos al compás de la mochila, que como giba inseparable se ha puesto de moda junto a la minifalda y los zapatones en forma de zancos.
Así se les ve contoneando las caderas con el rostro apacible y diabólico a la vez, donde a simple vista se puede divisar la inquisidora mirada, tras el exceso de pintura, tan impropio para la hora de la tarde, por lo que conforman una estampa sui generis ante el deseo que provocan.
Muchas traen una parte de los senos al aire libre, haciéndole un gracioso conjunto con las nalgas, que también casi siempre van de igual forma, por lo corto del vestido o de la saya.
Pero ellas lo saben y no se apenan, porque lo planificaron muy bien para que estuvieran en la línea de la clásica exigencia de un oficio tan viejo de “Quien no muestre o propone no vende” como dice el refrán, por eso ellas con su constante tono triunfal creen que tienen todo muy bien repartido para evitar la quiebra.
En varias esquinas de los hoteles Melia Cohiba y Riviera, así como en el CUPET de 1ra y Malecón o cualquier punto turístico de la Habana, se ven a diferentes hombres moviéndose inquietos, por lo que tienen motivo suficiente y que conste, pues las jovencitas son lindísimas y sus ropas tan escasas y de color negro que lucen mucho más tentadoras.
Entonces sin pensarlo estos turistas o negociantes van a la carga, sin que medien aquellas dulces palabras que usaban los galanes para elogiar la belleza femenina o mostrarse caballerosos ante una dama.
A estos les corre la soez como culebra venenosa, mientras las muchachas permanecen indiferentes pero complacidas. Y con mucha sutileza las duchas en materia de caza, les enseñan a las aprendices, que a los pobretones no se les hace caso y sí el hombre no tiene suficientes fulas,… nada de aquello.
Mientras esto ocurre los cazadores de carne humana, para que la caza sea fructífera, se recuestan a cualquier barra o esquina y con disimulo muestran sus billetes al por mayor y quién observe este espectáculo ve como inmediatamente caen mansitas en los brazos del pecado.
Aunque muchas tienen que para aceptar la propuesta sexual, esperar por el proxeneta que las representa, defiende y explota, el que emboscado tras la primera esquina, o también disimulando en la barra del bar, va analizando minuciosamente “a quién sí, y a quién no”, y si por casualidad la muchacha se la quiere dar de lista ya ustedes saben lo que les viene encima. Muchas han sido asesinadas por no declarar lo que ganaron en el día.
Lo cierto es que en menos de unos minutos aquellas calles del vedado se quedan desiertas, y no es una exageración que pueda parecer pura ficción, es un espectáculo tan real como lo es el día y la noche.
Pero esto no se queda así, después vienen los enlaces repentinos con otras situaciones similares, y luego los desenlaces y muchos cálculos, porque todo esta dentro de la encerrona, y sometidos al gran peligro de la contaminación conceptual.
Con apenas unas gotas de la maligna sustancia van a parar al sanatorio del SIDA, o a la morgue de cara al cielo.
Es difícil y triste a la vez, aceptar que nuestra juventud se corrompa de tal forma y entregue sus cuerpos por una ínfima suma de dólares, y expuestas a cualquier enfermedad o sobredosis de estupefacientes.
A muchas las han vuelto adictas y se las traen del extranjero sin importarles su salud o las consecuencias, lo importante para muchos es disfrutar a plenitud sus vacaciones y en compañía humana con sexo barato.
En una encuesta realizada a más de cien muchachas dedicadas a la venta de sexo, se pudo comprobar que no todas lo hacen por la necesidad económica que invade sus hogares. Algunas se han acostumbrado a la vida fácil y han sacado la cuenta que sin dólares no pueden satisfacer sus necesidades, ni gustos juveniles, por lo que han perdido los escrúpulos y las tradiciones morales., y se entregan al descrédito tan sólo por satisfacer la parte material, aunque la espiritual permanezca carente.
Por lo que no les importa entregarse al primer viejo verde que venga hasta de la Conchinchina, lo importante es qué tenga suficiente dinero para asegurarles el presente y el futuro inmediato de ella y la familia.
A otras lo que les interesa es poder salir del país, e irse a otro lugar con mejor futuro. No importa que a servir de doméstica, a integrar la prostitución organizada, o a perder los ojos como le sucediera a una muchacha cubana, que la utilizaron en Italia para un trasplante de órganos visuales.
Lo importante para ellas es salir de Cuba, huir de la calamidad y el desespero que somete al pueblo. Viajar y enviar fotos de cualquier lugar, que no sea su tierra maldecida, como muchas afirman, o porque simplemente piensan que de esa forma se salvan o adquieren otro escalón más alto en la vanidad humana y eso es lo importante para el ego de alguna estas jovencitas.
Un buen número de ellas me comentó en la encuesta, que también lo hacían por calmar el hambre que las llevaba al desequilibrio mental, por eso era preferible tomar esta carrera de la vida tan de moda en esos momentos.
Se conoció además que muchas de estas muchachas que cruzan como grandes manadas sobre las calles del Vedado en Ciudad de la Habana han sido vendidas por sus padres y esposos a individuos inescrupulosos de Canadá, Italia y otros países europeos, con el fin de prostituirlas y sacarles todo el zumo que tienen.
Otras han servido de material de estudio en casas de citas en la propia Habana y en hoteles 5 Estrellas en cuadros pornográficos y depravaciones sexuales por algunas divisas, las que apenas les alcanza para enfrentar la fuerte crisis económica que atraviesan ni siquiera sus expectativas.
Se ha proliferado tanto esta profesión en la Cuba de hoy, y marcado por la forma de vestir, que cuando ven a una jovencita cubana con zancos y minifalda piensan que esta dedicada al jineterismo.
La cuestión es que nuestra actual sociedad cubana se ha degradado tanto, que sentimos vergüenza al escuchar por boca de casi todo el turista que viene de vacaciones a nuestro país, que lo visita no por las bellezas naturales que pueda encontrar, sino por las bellezas humanas y a bajo precio y que son tan, pero tan baratas y complacientes que se exponen a lo que sea, como sea y con quien sea, por cualquier pacotilla que las haga lucir a la moda o calentarles el desnutrido estomago.
Hay turistas que han comentado que en su paquete de viaje ponen un frasco de agua de colonia, de cualquier marca en inglés, un blumer o un vestido de moda que tenga el sello de cualquier modisto extranjero de fama o no, y eso solamente les sirve de tarjeta de presentación para el sexo asegurado de todo el tiempo que estén en la isla.