Por Adela Soto Álvarez
No veo el camino
Solamente el hueco ancho y profundo
Vientos desolados
En un ir y venir de palabras rotas
Códigos imprecisos
Y la inmortal patada
Justo al centro
Y la inmortal patada
Justo al centro
Sé que el deseo es el único que justifica la salvación
Pero ese dejó de reinar
Al descubrir el escuadrón de impíos
Azotando la vibra
Que traté de hilvanar
Inentendible
Y contraproducente
Un maremoto sacude
Y golpea a la vez
Y no llegan noticia a mi codiciado interior
Que cambie con esta espeluznante guerra
Que lastima mi escencia
Miro al subconsciente y descubro las cenizas de todo
Llamo a los supuestos misioneros
Y no tienen tiempo para tenderme
Un ápice de respiro
No quiero deshumanizarme
Con tantas actitudes virulentas
Por eso lucho contra la duda
Azorada y poeta
Temblorosa y humilde
Por eso lucho contra la duda
Azorada y poeta
Temblorosa y humilde
Y perdono y vuelvo a perdonar
Aunque sé
Que tengo la bondad espantosamente herida
Y no encuentro el bálsamo exacto
En esta ciudad posmoderna
Y no encuentro el bálsamo exacto
En esta ciudad posmoderna
Donde no me dejan elegir
De noche me hundo en Babilonia,
Escudriño cada piedra
Pienso en el profeta Kahlil Gibrán
También busco a Jehová en cada palabra de Job
Y siento el corazón ausente
Atado al ángulo de la insomne madrugada
¿Qué mal hice
Cual fue la eclosión?
¡Dios mío,
Cuántos demonios tenemos los poetas
Disparados a la vez!
No le temo al momento
Pero sí a la suma de todos los momentos
Donde me asignaron una huella
Me envuelven los presagios
En el mismo instante en que me dispongo
A rectificar imperfecciones
En el mismo instante en que me dispongo
A rectificar imperfecciones
La rendición es cruel y corroe las entrañas
Por eso regreso a la soledad
Aunque sé
Es un lugar impropio
Para ponerse en paz con uno mismo.
Para ponerse en paz con uno mismo.