A veces te me antojas posible y subterráneo
y luego te me escapas
y comienza la lluvia a perforar mis huesos
Pero siempre regresas con tu mirada suave
aunque el polvo te envuelva en su cauce impreciso
y te traiga sin voz
sin ojos
sin palabras
y me grite
que eres un hombre prohibido
que nunca serás cuerpo
ni caricia,
ni rabia
El que nunca me llega
el que nunca ha llegado
el que vive sin nombre
dentro de mi nostalgia.