Recibí una carta de mi amiga Cary donde me cuenta tantas penurias que en vez de sentir alegría al recibirla estuve muchas horas sintiéndome muy mal.
Es difícil poder entender, por eso una se llena de irá primero y después de impotencia cuando ve que en Cuba todo permanece igual o peor y no acaba de amanecer en mi país cada vez más cautivo.
Entre las situaciones desastrosas económicas y políticas en que se encuentra su familia, me refirió un incidente que terminó de hacerme sentir peor, y no fue otra cosa que lo sucedido en estos días a su nieta Glendys cuando fue a cumplir los quince años.
Ella con la ayuda de su hija Noelia se han pasado más de 13 años reuniendo en una alcancía cuanta peseta rapiñan de la miseria que ganan mensualmente, porque la jovencita siempre había soñado ir ese día tan importante a la Playa "Cayo Levisa" porque su amiguita Rosdelys siempre le habló de lo blanca de sus arenas y lo bien que la pasaron allí en una de sus vacaciones.También le había enseñado revistas para el turismo, y otras postales que guardaba de recuerdo.
Pero Rosdelys no le dijo que su papá era "pincho" del gobierno de los Castro, y que suerte a la pandilla con que trabaja resolvió, después de halar no se cuántas levas, le permitieran visitar el lugar como turista.
Como es natural esta jovencita desconocía estas realidades por su corta edad, y porque para no complicarla sus padres nunca le contaron lo que vive el pueblo de Cuba, y de las limitaciones que sufre, y ella metida en su mundo de falsas ideologías escolares, por si sola no se percató de las mismas, hasta que no chocó con la realidad en carne propia.
Por eso soñaba diariamente con el ansiado día y cumplir con sus deseos.
Así se lo hizo saber a sus compañeritas de Secundaria Básica y a cuánta amiguita tiene en la barriada donde reside en la provincia occidental de Pinar del Río.
Y es lógico que soñara con tan hermoso lugar, pues quienes lo han visitado, y disfrutado de su belleza, sabe que es maravilloso, además uno de los más bellos lugares de Cuba, distante dos kilómetros de la costa de la occidental provincia de Pinar del Río, y al suroeste de Cayo Hueso (Florida), islote de 2.5 km2 y destino preferido de turistas europeos, sobre todo alemanes e italianos.
Sus arenas son blancas y finas, podría decirse que como la espuma, por lo que quien sepa de este lugar, y le cuenten de su hermosura no digo yo si sueña con visitarlo algún día. Pudiera decirse que un "Un paraíso eco turístico" pero desgraciadamente y por el totalitarismo y la represión generalizada que hay en Cuba está vetado para los cubanos de a pie.
Pues nada mi amiga me comentó en su carta que cuando llegó el ansiado día, rompieron la alcancía donde solamente había mil pesos en moneda nacional. Pero no se defraudó con la cifra, porque pensó inmediatamente en vender el juego de sala y comedor que había comprado a unos vecinos que emigraron a Miami, en unos míseros centavos, y como eran de madera buena, alguien le daría más por ellos.
Y así fue, Emeregildo un jubilado que tiene todos los hijos en Suecia se los compró con un dinerito que tenía ahorrado de las remesas que le envían, y en esos días había cambiado para una vivienda más amplia y le faltaban esos mueblecitos.
Es decir que todo se le dio con facilidad a mi amiga Cary para poder complacer a su nieta Glendys.
Sin mucho que pensar y con una suma para ellas considerable en mano, ella y su hija se dispusieron a hacer una reservación en una de las agencias de turismo de la calle Martí en la provincia pinareña.
Se levantaron de madrugada, y aun así alcanzaron el número 39 en la lista de espera a la apertura del local.
Dice que allí había muchas parejas esperando para sacar sus reservaciones de matrimonio, y otros para el campismo, pero no preguntó, ocupó el lugar que le correspondía y espero con el corazón lleno de esperanzas.
Cuando abrieron en medio de una empujadera increíble, dice que alcanzó bajar el número de la lista y llegó sin saber como al 22, cuestión que la llenó de muchas más esperanzas.
Al llegar ante la empleada del turismo sacó su libreta de racionamiento, para confirmar la fecha del cumpleaños de Glendys y procedió a solicitar la reservación para Cayo Levisa.
Me comentó con detalles que la empleada la miró de cabezas a pie, y le preguntó qué de dónde era ella.
Cary dice que no supo que contestarle porque no comprendió la pregunta, pero su hija salió al paso y sin mucho rodeo le dijo que de allí, provocando una sonrisa de oreja a oreja que paralizó a las dos mujeres.
Los de la cola las miraron también sin entender, hasta que la misma empleada casi que en un susurro, para no ser amonestada por sus superiores les explicó que si ellas no conocían que desde que comenzó el desarrollo del turismo internacional en 1993, con el objetivo de recaudar divisas para encarar la crisis económica tras la caída del bloque socialista, los hoteles comenzaron a funcionar en divisas para los extranjeros por lo que ellas no podían hacer una reservación para ese lugar en moneda nacional.
Como es de imaginarse entre cubanos, los comentarios y las protestas comenzaron a sentirse, pero aun así la hija de mi amiga quiso rebatir el asunto, por aquello de qué había escuchado y creído en meses anteriores, más menos por el mes de marzo cuando el sucesor del mandatario dijo haber autorizado, a los cubanos a hospedarse en los hoteles de la isla, y que si ella no estaba equivocada ella era cubana, y estaba solicitando una reservación para un cayo de su país.
Dice Cary que las carcajadas llovían, ante la ira de su hija y la desolación y humillación de ella.
Aun así salió una voz de una de la oficina cercana al buró de reservaciones, explicando que sí tenían derecho pero pagando iguales tarifas que los extranjeros en divisas, y que eran bastante altas.
Ante estas palabras un hálito de luz iluminó el corazón de las dolientes, y sin pensarlo dos veces fueron a la Cadeca a ver si cambiando el dinero que tenían lograban el sueño de la quinceañera.
Después de varias horas esperando realizar el cambio por el tumulto que había más el acoso de los "buquenques" que hacen los cambios por fuera, muchas veces con dinero falso, lograron realizar el mismo.
Tenían en total 100 dólares de la venta del juego de sala y comedor, y mil pesos en moneda nacional.
De los cien dólares le cambiaron solamente ochenta porque veinte fueron decomisados según la ley. Ese día la divisa cubana estaba a 27 pesos moneda nacional. Es decir con mil pesos cubanos pudieron comprar 370 chavos, más ochenta eran 450 pesos convertibles, (CHAVOS) .
Llenas de alegría regresaron a la agencia del turismo a sacar su reservación para Cayo Levisa, y allí se presentó el otro problema
La empleada les explicó que Cayo Levisa contaba con un complejo de 35 habitaciones rústicas de alto estándar, pero en ese momento y a causa de los embates de los ciclones, solamente funcionaban 19 y estaban todas reservadas por turistas europeos.
La única opción era tal vez el Hotel Pinar del Río, que tenía piscina y en esos momentos tenía varias disponibles.
Dice mi amiga que a ella se le subió la presión, el azúcar, y casi le da un sincope cardíaco. Su hija formó un escándalo ante la falta de respeto de ofertarle para los quince de su nieta un hotel lleno de suciedades por la falta de mantenimiento, y donde casi nunca la piscina tiene agua, entre otras violaciones administrativas, además Glendys soñaba con pasar su cumpleaños en Cayo Levisa, y que eso no era justo que no pudiera cumplirle sus sueños quinceañeros.
Dijo tantas cosas, que en un dos por tres dos policías hicieron acto de presencia en el lugar, y la amenazaron con que sino se callaba y se marchaba de allí iba a ser conducida por escándalo público.
El caso fue que Glendys no pudo cumplir sus sueños adolescente
a pesar de tantos años ahorrando la miseria, y tuvo que conformarse
con unos refrescos y un cake, porque lo recopilado después del cambio a moneda convertible, se le fue en eso, más el alquiler de un bafle para oír un poco de música estridente, con los amiguitos del barrio, comprarse unos zapatos y una muda de ropa en las tiendas de la divisa.
Y eso después de más de tres días de convencimiento porque no quería levantarse de la cama de la frustración y las ilusiones pérdidas.
Dice mi amiga que a las conclusiones que llegó fueron muy tristes y difíciles de asimilar, porque el único sueño de su nieta era pasar su cumpleaños como dios manda en ese cayo cubano, que tanto había visto en revistas para el turismo, y del que tanto le hablaron, creándole la ilusión juvenil de cualquier jovencita de sentirse perdida en un paraíso natural y dentro de su país, como debe ser y desgraciadamente no les queda mas remedio que vivir sin derechos en su propia patria
Distante dos kilómetros de la costa de la occidental provincia de Pinar del Río, al suroeste de Cayo Hueso (Florida), el islote de 2.5 km2 es destino preferido de turistas europeos, sobre todo alemanes e italianos. Unos 9,000 se hospedan en sus cabañas al año y otros 13,000 lo visitan en excursiones.
Cayo Levisa cuenta con un complejo de 35 habitaciones rústicas de alto estándar, y aunque actualmente sólo funcionan 19 por efecto de los ciclones, a partir de febrero se ejecutará una millonaria inversión para construir otras 25, según el gerente, Eliécer Rodríguez.
Rodeado de aguas cristalinas, el islote está ubicado a dos kilómetros de una franja de la barrera coralina de Los Colorados, una de las mayores del mundo, lo que hace del lugar un sitio ideal para la práctica del buceo.
"Esto es como si estuvieras en una isla perdida en el océano, un verdadero paraíso'', declaró Martín Christov, un búlgaro que trabaja como informático en Alemania y que llegó al cayo en compañía de su esposa Ilia para pasar una semana de vacaciones.
Pero Ilia, una alemana traductora de español, lamentó que los cubanos no puedan visitar el islote. "Sería mucho más interesante si pudieras compartir con los cubanos, sabemos que es un pueblo alegre y muy divertido, es una pena'', señaló la mujer.
Pero en marzo pasado el gobierno de Raúl Castro, de 77 años, autorizó a los cubanos a hospedarse en los hoteles de la isla, pagando iguales tarifas que los extranjeros en divisas, que son bastante altas.
Si se tiene el dinero, los cubanos pueden hospedarse incluso en las instalaciones de otros islotes como Cayo Coco y Cayo Guillermo, al norte de la central provincia de Ciego de Ávila, o Cayo Largo, al sur de Matanzas (occidental), pero Cayo Levisa, por su proximidad con las costas norteamericanas, es aún "tierra prohibida'' para los isleños.
"Es por problemas de seguridad, no te puedes arriesgar a que te lleven un barco cargado de turistas extranjeros'' hacia Estados Unidos, explica el gerente de Cayo Levisa, Wilfredo Quintana. Dijo
Y continúa diciendo erguido como un roble con la conciencia minada y manipulada. .El robo de embarcaciones es una de las modalidades utilizadas por los cubanos para emigrar ilegalmente a Estados Unidos, donde son amparados por la Ley de Ajuste Cubano (1966), que otorga asilo, permiso de trabajo y otros beneficios a quienes toquen territorio de ese país.
La Habana considera esa legislación, conocida como "ley de pies secos-pies mojados'', como el principal estímulo a la migración ilegal insegura y desordenada; pero Washington asegura que los cubanos salen por razones económicas y falta de libertades.
"Cuando no exista más la Ley de Ajuste, entonces veremos'', añadió Quintana.
A los veraneantes poco les interesa la política. "Tarde o temprano tendrán que levantar esa prohibición, porque es totalmente absurda'', opinó Olivia, una cubana que pretendía conocer el cayo, invitada por su hija que llegó de Italia a pasar vacaciones en su país.