De la única travesía
La de la sin razón
Construyendo en tu mente la barca de ilusiones
Con una blanca vela flotando entre los mares
Tú con un discurso ronco
Creyéndote Zeus, Ulises, Marco Polo,
O simplemente un hombre con las manos sedientas
Te hicieron la embestida que no te merecías
Te hicieron creer en los fieles delfines
Que después se convirtieron en feroces pirañas
Y te vi muchas veces regar tu adolescencia
A pesar de los golpes
El corazón y el mapa
Me cuentan que ahora no te quedan palabras
Y esperas impacientes al borde de una isla
Bebiéndote la rabia entre afanes inmóviles
Tú mi fiel navegante de anécdotas y horas
La verdad narra a sorbos tú paso por la vida
Tú injustamente desterrado al olvido
Sigues creyendo en algas y en pisar tierra firme.