Cuando regreses
No traigas
Pesadumbre
Ni ese afán de niño malcriado
Debes llegar
Con la sonrisa puesta
Sin temerle a la lengua de los cíclopes
Y mucho menos a la de los plebeyos
Que por envidia
Lo destronan todo
Nos tomaremos las manos
Como dos adolescentes
Y mirándonos a los ojos
Volverán a saltar las mariposas
Después en un abrazo
Dejaremos fundidos
Lo que no debe ser y es
Lo que es y no debía ser
Inevitablemente
La vida nos bendijo
Unió el aire al fuego
Al final
El exquisito encuentro
Y de un sorbo
Bebernos los deseos
En éxtasis
Apasionado y loco.