A veces me pregunto
Por qué me expulsan de la luz
Para que tenga que convertirme
En una nueva mujer con arrebatos
Mi estirpe
No acepta diferencias
Me gusta ver la lluvia caer
Mirar unos ojos brujos
Buscar su paraíso perdido
Ver como el mar lanza sus olas
Iracundas y tremendas
Como el sol embellece el cielo
Y la luna canta su melodía inconfundible
Sirviéndole de techo
A los enamorados
Y aquí me ven metida hasta el cuello
Dentro de mis refugios
Con el asombro como diadema
A punto de heredar la camisa de
fuerzas
Para convertirme en la señora del bastón
Que todos miren
Y ella no vea a nadie
Qué será de mí
Cuando tan sólo pueda recordar
El rostro gris
Transformado en un recuerdo sórdido
Imaginando tú presencia
Y la de aquellos que pasan impávidos
Mientras yo
Desmoronada dentro de mi catástrofe
Realice novenas
Rezos a granel
Plegarias
Empeñada en reconquistar
El la luz absoluta
En un suceso de comunicación en pleno