Nuevamente
El dolor cala hondo
Traspasa sangre y rabia
Sobre el hombro
El madero de tormentos
La mano extendida a pesar de saber
Que no queda tiempo para la luz
Alguien murmuro qué tal vez en el trópico
Encuentre la paz perdida
Y logre detener el latir inconsistente
Quizás todo esté deshecho
Y alguien aparezca y lo construya
Pero todo es parábolas del camino
Bálsamo para el moribundo
Y él sin fe
Se inflama el futuro
E incendian el juicio los péndulos de espera
No me queda ni un sólo ápice de estoicismo
Mucho menos pulcredad para calmar el alarido
Nuevamente sola
Hambrienta y sin tapujes
El frío penetra
Lento
Aplastante
Mientras observo con indiferencia
Como mi cuerpo lo despedaza el miedo