Tras las mamparas del mutismo
Viendo la muerte de los deslices
En su festin de calamidades
Y perfidias incomprensibles
Un reloj agotado
El sillón exhibiendo
Un único balancín
Los brazos mutilados
Cansados de aferrarse
Falsedades y garrotazos
Al mismo centro
Son el pan nuestro
De cada día
En esta ciudad
Que heredamos los románticos
Con el único objetivo
De terminar con el beso
De Judas
Tras las falanges
De la espera
O el matutino
Muchos soñamos con Troya
Otros nos aferramos
A la rueca
Y nos pasamos
Todo el presente hilando
Llenamos el corazón
De ineptos
Hasta que nos sorprende
El rompehielos
Y comienza a perseguirnos
La fatalidad y sus compinches
Cuántos errores cometemos
Encendiendo
Y apagando velas
Cuántos siglos perdemos
Tratando de abrir o cerrar
El cerrojo
No es tiempo de promesas
Ni siquiera de milagros
Te lo digo yo
Que tengo las rodillas
Enquistadas
Y unos cuantos muertos
Que aun respiran
Incongruentes
Pero sabios
Al final
Quien lleva el calvario
Soy yo
La aprendiz de poeta
La mujer llena de sortilegios
E impiedades
Blasfemias
Y defectos
Lanzados al rostro
Tratando de no ahogarse
En la misma pecera
Donde fatigados
Y sin aletas
Perecen los incautos