Estoy vigilando
la calle
Hace días el
miedo
Somete mis más
puras tendencias
Quiero mirar y
ver
Que no escondan
el fango
Ni tapen las
pisadas
No me oculten
los huesos
Ni el halito
que no queda
Es mejor
enfrentar
Dejar que la
serpiente
Se meta en los
instintos
Me canse de rumiar
Inventos culinarios
Me duele el corazón
De tanta muerte
Mientras la
orfandad
Se clava en mis
costillas
Atormenta mi
calma
La que tuve y
no tengo.
Miro hacia el
horizonte
Y veo una cornisa
Puntiaguda y
con fuego
Marineros hundirse
En sus propias
miserias
Hombres
Llenos de agua
sucia
Cortando la toronja
Y después la
exprimen
En sus propias
rodillas
Descorchan botellas
Con afán
desmedido
Por
tragarse
Un pedazo de
cielo
Las aceras parecen
embrollos
Pedazos de
corchetes
Y holocausto
En medio un
anden
Y un tren que
nunca llega
Mientras tiemblo
Como frágil
lechuza
Oculta en los
aleros
Laberintos y duendes
Murciélagos y
peces
Y un par de
muletas apuntándome
Todo parece
claro
Todo se torna
oscuro
Mi lengua es un
látigo
Clavada entre
los dientes
Busco resurrección
Para mi triste
calle
Ya no la
reconozco
Aunque mis pies
infantes
Caminaban por
ellas
Mientras mi
padre pregonaba
Naranjas
Y mi madre
lavaba
Las cobijas de los
más improsultos