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Tuesday, February 21, 2006

LA FAMILIA DE LOS PRESOS POLITICOS CUBANOS

La familia de los presos políticos cubanos

Por: Lic Adela Soto Álvarez
Bitácora Cubana
Miami, 22 de julio de 2005

Sobre las prisiones en Cuba hay muchas cosas que decir. Desgraciadamente todas están ligadas a la familia de los condenados, y digo esto porque sufrir en la isla dicho estatus de prisionero por cualquier tipo de delito es bien difícil, pero el de preso político o de conciencia es mucho más terrible en todos los sentidos.
Desde que algún hombre o mujer comienza en Cuba a hacer prevalecer sus derechos, y se da a la lucha por la libertad del pensamiento, la familia comienza a ser reprimida.
Muchas anécdotas pudieran contarse y todas dando fe a la verdad, pero decir sería muy poco cuando nos referimos al sufrimiento y al desequilibrio que provoca el aparato represivo contra los familiares más allegados, incluyendo los niños, por ser la parte más vulnerable.
En Cuba conocí a muchas esposas, madres e hijos de prisioneros políticos, entre ellos un alto número de los familiares de los 75 condenados en la última ola represiva de l8 de marzo 2003.
No porque estos sean los únicos condenados por asuntos políticos, porque existen muchos más por estas causas que están cumpliendo largas condenas desde hace muchos años, en diferentes penitenciarias a lo largo y ancho de la isla.
Puedo afirmar que la crueldad de los mecanismos del gobierno cubano sobrepasan los límites de la injusticia contra los inocentes, y digo así argumentando lo sucedido a Frank Samuel, un niño de apenas cinco años que se enfermó de tristeza ante tantas vivencias desgarradoras.
Este niño a quién me refiero es el hijo de Omar Moisés Ruiz, uno de los tantos periodistas independientes encarcelados y sometido a largas condenas.
El día del registro en su hogar el pequeño presenció como más de una docena de efectivos de la policía nacional y política revolcaron su vivienda y se llevaron todo lo que les vino en gana.
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a pena ver a la madre con el pequeño por la mano trasladarse durante catorce horas en un viejo tren hasta la parte más oriental del país para poder asistir a las visitas. Los dos sometidos a hambre y sed, y con los bultos a cuesta hasta el penal. De regreso de la cárcel muchas veces se vio al niño dormido sobre los maletines largas horas esperando una vía de transporte para poder trasladarse al hogar villaclarense.
( Omar Rodríguez Saludes ) -->
Otro caso muy conmovedor es el de la familia del prisionero de conciencia Omar Rodríguez Saludes, condenado a 27 años de privación de libertad por ejercer la libre expresión, en marzo del 2003. Su esposa, Ileana Marrero, quedó desamparada con tres niños dos varones y una hembra recién nacida. A ningún gobernante en la isla le interesó la suerte que correría esta mujer y trasladaron a su esposo Omar, para la provincia de Camagüey a muchos kilómetros de distancia de su hogar enclavado en la barriada de Lawton, en La Habana. A partir del encarcelamiento, el hijo mayor de solamente 15 años tuvo que tomar las riendas de la familia en todos los sentidos, incluso cuidar a los dos pequeños hermanos, uno de 7 y 6 meses de nacida, para que su madre pudiera trasladarse a tal distancia a las visitas del penal. . Todo esto bajo la más terrible represión de la policía política que nunca dejó de acechar a todos los familiares de los prisioneros, incluso amenazándolos con condenarlos a ellos también si comentaban las condiciones en que se encontraban los reos. El niño de 7 años ha tenido que sufrir en la escuela la burla de los demás educandos incluso el desprecio y la falta de atención por parte de algunos maestros, tan sólo por ser hijo de un prisionero político. Casos como este puedo nombrar además el de Regis Iglesia con dos hijas adolescentes, o el de Ricardo González con hijos pequeños, y otros más que en condiciones muy desfavorables enfrentan la pena de sobrevivir separado de su padre y condenados a la burla y al desprecio de la sociedad que se cree dueña de la verdad. Otro caso de señalar es el de Gisela Delgado esposa de Héctor Palacios, quien fue trasladado para cumplir su sanción a la parte más occidental del país, y que fue intervenido urgentemente de vesícula y sometido al peor de los cautiverios hospitalarios a pesar de su estado delicado de salud. Mientras su esposa no dejo de ser acusada de dar informes a la prensa independiente y extranjera, ser perseguida, vejada y acosada sin cesar por el aparato represivo cubano. Y muy pocas veces le permitieron ver al esposo a pesar de las condiciones de salud en que se encontraba. Mi caso personal es otro que puede dar una visión bien clara del sufrimiento y desequilibrio que sufren los familiares de los presos políticos. El 18 de marzo del 2003 mi vivienda fue allanada por un alto número de miembros de la Seguridad del Estado. Pusieron hasta los colchones sobre el piso. El registro fue minucioso, y extremo, y digo así porque buscaron hasta en el tanque de la tasa del baño. Todo esto delante de mi anciano padre, mi hija y mi nieta en aquel entonces de 6 años. Mi hija se atacó de los nervios y la niña gritaba sin parar creyendo me iban a hacer algo porque mientras registraban no me dejaban mover del lugar contra la pared donde me acosaban dos militares uniformados, y más de 5 revolcaban la vivienda sin escrúpulos. Todo parecía una locura. Pregunté qué buscaban, pero nadie me respondió. Después del registro donde me decomisaron todas las bibliografías que poseía en la biblioteca independiente que dirigí por muchos años me condujeron al Departamento de la Seguridad del Estado sin que nadie supiera los cargos imputados. Pasado varios días comencé a cumplir privación de libertad domiciliaria bajo la siguientes instrucciones de cargos. –Atentar contra la soberanía nacional, espía de la CIA, Mercenaria. Trabajar para una potencia extranjera, etcétera .- Por esta causa mi anciano padre sufrió una elevada tensión arterial y tuvo que ser atendido por el médico, varias veces. Mi hija se atacó de los nervios y no hacía más que dar gritos, al igual que la pequeña que comenzó a padecer de una Queratosis ( enfermedad ocasionada por el sistema nervioso central). teniendo que ser atendida por sicólogos y psiquiatras. Muchos fueron las noches sin poder dormir de mi padre, hija y nieta, acosados por un operativo que permaneció durante semanas frente a mi domicilio, provocando con su abuso de poder un terror enorme a mis familiares. Además de los llamados de alerta si hacían la denuncia ante la prensa internacional o independiente. Pero esto no fue todo, mi hija fue citada para la Unidad Policial más de 5 veces exigiéndole que me obligara a alejarme de la prensa independiente y regresar a la sociedad, de lo contrario sabía lo que me podía pasar a mi y a toda la familia. Una tarde en que fue a recoger la niña a la escuela una turba callejera le dio, frente al centro escolar, un mitin de repudio acusándola de ser hija de una contra revolucionaria, espía de la CIA. y otras blasfemias más. Igual mitin le habían propiciado el año anterior en el hospital donde laboraba como profesional, gritándole ser hija de una escoria, traidora, y contra revolucionaria, entre otras ofensas que degradan la moral de cualquier ser humano. Todo esto le ocasionó a mi hija la expulsión de su centro laboral, y el constante acecho de la policía política, la cual no ha dejado de acecharla en un sólo momento, amenazarla e intimidarla de diferentes formas. Toda esta represión le ha provocado fuertes crisis nerviosas, enfermedades en la piel, trastornos tiroideos, y una úlcera gástrica con crisis a repetición.
( de derecha a izquierda: madre, esposa e hija de Víctor Rolando Arroyo )
Otro caso es el de la anciana madre de Víctor Rolando Arroyo, periodista encarcelado, que después de someterla a un intenso registro, y enorme decomiso de sus pertenencias, no cesaron en su vivienda los operativos, las amenazas y los cortes de la línea telefónica.
Casos como estos están ocurriendo en la isla contra toda la familia de los presos políticos los cuales sufren de las mismas o peores condenas a que son sometidos los reclusos, como método de venganza e intimidación para proporcionarle mayor sufrimiento a los familiares de los reos, no solamente los involucran en hechos comunes por cualquier causa, los acosan constantemente, y los intimidan si denuncian al mundo las condiciones infrahumanas en que viven los reclusos.
A todos los familiares los mantienen en constante vigilancia policial, para evitarles ofrecer entrevistas a la prensa acreditada en la isla o a la prensa independiente que informa para el exilio los abusos y agresiones a que son sometidos; y si alguno se atreve a hacerlo burlando el cerco policial la represalia es terrible.
Conozco casos que han tenido que hacer las denuncias bajo seudónimo .Otras comentar el suceso y pedir de favor que no mencionen al prisionero, muchas veces tragarse la verdad por miedo y así sucesivamente porque la policía política en Cuba no descansa de rastrear a los familiares y de tomar fuertes represalias contra cualquiera de ellos.
Muchas esposas, madres, e hijos de prisioneros de conciencia han sido amenazados con encarcelarlos a ellos también, incluso endurecer aún más las condenas de los presos, si asisten a lugares públicos donde se efectúen actos opositores, o formulen alguna denuncia sobre las cárceles o los reos políticos.
Para que el sufrimiento familiar sea más cruel e inhumano, no sólo envían a los prisioneros a cumplir las condenas a distancias abismales de sus domicilios, sino que les distancian las visitas de tres a cuatro meses, y a dos horas por vez, en cubículos cerrados con candados y muy bien custodiados por militares armados hasta los dientes.
No les permiten Biblia, ni libros que toquen temas libres. A muchos no les permiten llamadas telefónicas. A otros no les llega la correspondencia y a los que les llegan, vienen abiertas. Y muchas veces en mal estado.
La familia después de miles de sacrificios económicos resuelve la jaba del día de la visita con alimentos para tres o cuatro meses, y esta jaba es requisada por los custodios donde le decomisan cualquier alimento que ellos determinen prohibido.
A las mujeres después de una amplia revisión, les revisan la vajina para evitar penetren dentro de ella objetos como perforo cortante u otros utensilios prohibidos. Es decir todo es a través de métodos represivos, con el fin de desequilibrar tanto a los familiares como a los reos.
Otra de las cosas que jamás podré olvidar y que es un testimonio del sufrimiento familiar fue lo que me ocurrió cuando mi hijo fue detenido y condenado en una de las cárceles de la provincia de Villa Clara, por una supuesta entrada ilegal al país.
Después de 16 días de incomunicación en los órganos de la Seguridad del Estado de ese territorio, y cansada de vagar sin rumbo por todas las unidades represivas en su busca, lo localicé.
Allí fui atendida de forma muy despótica y después de esperar más de 3 horas me informaron de su situación y aparente causa.
Después fue trasladado a una cárcel de Villa Clara, bajo las más infrahumanas condiciones ambientales, y de alimentación.
Esto sin contar la falta de alimentos, servicios médicos, avituallamiento, en fin una odisea carcelaria.
Yo residía en la parte más occidental de la isla , lo que me obligaba para poder asistir a las vistas trasladarme primero 166 kilómetros a Ciudad de la Habana, y de ahí hacer una larga cola de una noche y un día para poder comprar el pasaje para el tren Habana - Santiago, que llegaba a Villa Clara a las 8 de la noche.
Como al principio no conocía a nadie en el lugar tuve que dormir muchas veces en la terminal de trenes y esperar el amanecer para trasladarme hasta la prisión. Lo que tuve que hacer en carros de tracción animal, motocicletas, carricoches, camiones, y hasta muchas veces caminar muchos kilómetros a pie con los bultos a cuesta.
Una noche en que llegué a Villa Clara en uno de los últimos vagones del tren, en pleno terraplén al bajarme fui agredida por dos individuos que nunca se supo de dónde salieron, cual era su procedencia, ni el por qué de la agresión.
La policía nacional ante mis gritos de auxilio acudió, pero nada hizo por mí, por supuesto que era una prisionera política que iba a ver al hijo también encarcelado por similares causas, por tales razones ¿Para qué preguntamos quienes fueron los agresores?.
Indudablemente los métodos de tortura sicológica, los abusos, el hostigamiento, el acoso, y cualquier otro tipo de manifestación del poder totalitario que padecemos los cubanos, mucho más agudizado en los familiares de los prisioneros políticos, es aberrante y abusivo.
Soy del criterio que esto no es más que el resultado de un castigo extrajudicial complementario principalmente para miles de madres, esposas, hijos y otros familiares inocentes, por la venganza y prepotencia que padece el más totalitario de los regímenes que no es capaz de respetar los derechos del hombre, ni el dolor de la familia.