+
Madre como duele esta distancia atroz
Que existe entre mi desconsuelo y tu osamenta
Busco tu rostro en las sombrías paredes
Y suplico la miel de tus palabras
En este momento en que nuestro hijo
Perece entre barrotes
Indefenso y cautivo
Mi dolor y su dolor son tan
inmensos
Que sólo tus socorros pudieran aliviarlos
Pero nos faltan tus ojos y tu abrigo
Y galopan cadenas
Como fieras insaciables
Golpean nuestras horas, perturban nuestros sueños
Y solamente nos permiten la
soga
Madre
Desde que te fuiste dejaron de existir las mariposas
Sólo errantes fantasmas y una atmosfera turbia
Acecha nuestros días
También hay detractores que someten
la luz
Y otros que se columpian entre el rojo y el negro
Madre
Nuestro hijo se muere
A pesar de que no me quedan rodillas
De suplicarle al verbo
Un poco de agua fresca
Para el desbalance que invade su esqueleto
Madre
Enséñame qué hacer con las culebras
Que devoran sus piernas casi nulas
Su hígado danzando entre crueles dolencias
Su glucosa alterada
Su psiquis turbulenta
Y sus manos exhaustas tendidas hacia la nada
Madre
Esta impotencia socava la fe
que me inculcaste
Me vuelve irracional
Con la esperanza convertida en espanto.
Cuando lo veo crispado a la
incertidumbre
De ese silencio salvaje que habita tras las rejas
Madre
Es un sufrimiento tan hondo el que
me invade
Que siento mi intelecto chocar contra las piedras
Hacer que mi interior se vuelva un buitre hambriento
Que anida entre sus fauces todo un volcán de odio