A recordar tu voz como un embrujo
Haciendo de mis noches
Diademas primordiales
Me erguí sobre la timidez y el fiero orgullo
Alimentada de la fuerza descomunal
Que aseguraba
Encontrarte en algún recodo
Me sumergí en la comitiva
Erigiendo tu mágico perfil como amuleto
Y aunque hubo razones aplastantes
oscuras y pestilentes
Traté de redimirte
En cada imaginación de filantrópica persistente
Busqué brújulas, ángeles y demonios
Ocasos de agua pura
E impura
Y a la virgen de la santa tentación
Creyéndola capaz de socorrerme
Pensé en el profeta Kahlil Gibrán
Sin importarme, escándalo o desnudez
Me aferré a lugares frecuentados
Al instante en que perdí el paraíso
Hasta me fui a Egipto
Creyendo encontrarte en un efigen
Canonizado como mi ángel protector
Todo lo hice a cruz y fuego
Cargando el adoquín de los martirios
Y mientras tú seguías de timonel de un barco ebrio
Yo regresaba lentamente hacia la nada