ENTREVISTA LOS AZOTES DEL EXILIO NOVELA

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DEDICADO A MIS PADRES

Sunday, March 12, 2006

PERIODO ESPECIAL EN CUBA.


LA DIETA FORZADA


( Capitulo de la novela testimonio el Imperio de la Simulación)

Por: Adela Soto Álvarez

Cuando los azotes del período especial u opción cero comenzaron a hacer sus estragos sobre el pueblo cubano y de a pie, la gente se veía transitar por las calles totalmente desencajados, debiluchos, destruidos. Así comenzaron a aparecer diferentes enfermedades, se agudizó la poli neuropatía periférica, la anemia, los brotes de diarreas, y diferentes epidemias conocidas y desconocidas hacían blanco en niños y ancianos, el dengue hemorrágico cobro vidas, y en todos los renglones de salud las estadísticas engrosaron sus sequitos.

El país se debatía en la más cruel de las miserias humanas, no diría mucho si la comparamos con la reconcentración de l898. Ibas por las calles y si por casualidad hacía varios días que no veías a un conocido tenías que hacer grandes esfuerzos para reconocerlo.

El deterioro corporal era tan alarmante que los gordos pasaron a flacos, los flacos a esqueletos, los jóvenes envejecían de la noche a la mañana y los ancianos morían en bandadas irremediablemente.

Ante la hambruna generalizada, comenzaron los inventos culinarios para resolver el problema alimenticio. Y la gente se aferró a las palabras de la Biblia, donde dice ”Comerás de todo lo que vuele, caminé y se arrastre”, pero nosotros los cubanos comimos durante muchos años cosas que ni vuelan, ni caminan , ni se arrastran, ni siquiera supimos en que estado de la materia en descomposición se encontraban.

Aquí comenzaron a comercializarse los bistés de hollejo de naranja desamargado y fritos con aceite mineral. El bistec de colcha de trapear sazonado y al gusto reblandecido en olla de presión, las pizzas con queso de condones derretidos, el picadillo de cáscara de plátano verde, el picadillo de gofio, el arroz de fideo triturado, la sopa de orégano cimarrón, la carne de perro y gato estofada, hígado a la italiana de vísceras humanas, y así sucesivamente todos los días un nuevo inventó resolvía la hambruna del pueblo.

Pienso que todas estas sustancias consumidas fueron las culpables del deterioro de la vida, de tantos cánceres de estómago, de úlceras gástricas, gastrodeudenitis, y otros males estomacales y digestivos que nunca tuvieron repuestas por la ciencia.

Mi patria era el patrimonio del invento, la mentira, la delincuencia y la pobreza, donde todos sus habitantes carentes de las más mínimas necesidades se disponían llevar a cabo cualquier cosa hasta las últimas consecuencias, con el objetivo de sobrevivir. Los valores humanos se perdían sin remedio, todo se deterioraba.... (continuará)