Condenas nuestro aprecio
A la subjetiva intolerancia
Que solamente perjudica
La parte más endeble
Tú que siempre juraste ser espíritu
Con libre albedrio
Incapaz de volverte eco
Te ocultas en la distancia
Lleno de presunciones
Izando un odio abarcador
Que lanzas con desdén
Es cierto que muchas veces
Fui un desastre
Lo acepto
E incluso afirmo
Mi metafórica forma de confundir
La placidez con la nigromancia
Aun conociendo
Lo prohibido
Que enseñan los mandamientos
También acepto el miedo que me consume
Mi falta de habilidades
A la hora de discernir
Entre fobia y pasiones
Pero lo que sí te aseguro
Es que te absorbí adolescente
Haciéndote un pedestal
Entre mis redes afectuosas
Junto al castillo de ilusiones
Que hoy a un simple vientecillo
Se convierte en argucias