En qué me he
convertido
En ojo turbio
En cuerpo desgastado
Y defectuoso
Con un intelecto lleno de culebras
Y sapos
O simplemente en
un pedacito de viento
Sin fuerza para
resonar en los cristales
De nada vale
Que lance
zancadas de siete leguas
Oculta de lo
imposible
Con un te quiero
atorado
Cubierta del insomnio
progresivo
Araño las
paredes
Bramo sin voz
Me envuelvo en
mil preguntas
Y lloro un
llanto recalentado
Que no percibe
nadie
Me introduzco en
el filo del recuerdo
Y trato de
atrapar lo que fue de mis ancestros
Fumo de sus
hondas celestiales
Al primer sorbo
Se me esfuman
como el vapor
Siento mi cabeza
enorme
Repleta de copos
de luna llena
Amañada a la insensibilidad
Alguien avisa
con tómbolas y carteles
Que no soy la
muchacha vespertina
Que talaba
pedacitos de esperanza
Ahora soy el
eterno disparate
Prendida a la
sinrazón
Esperando el
aliento de quien no me ama
Ni me amara
mañana
En otra noche
O en otro siglo
El no bajo del
cielo, ni fue canonizado
Es un ser
extravagante
De lengua sucia
y modales impetuosos
Torcedor de
buenas energías
Destripador de
sentimientos angelicales
De esos que
alaban a Dios y después lo catapultan
Dejando un vacío tan atroz
Que no permite
resucitar el alma